domingo, 20 de abril de 2014

Tan cierto como una de esas promesas silenciosas que tan sólo el viento oye, y tan doloroso, como una daga oxidada que comenzó a desgarrar poco a poco mi alma. Así me sentí, como si cada lágrima fuera mía, como si cada aullido se aferrara a mi piel, pude sentirlo, el dolor, de esos reprimidos mucho tiempo, de esos que te matan con su contundencia, era de esos, como muchos otros, y al mismo tiempo, diferente a los demás. De los que te ahogan la voz y apenas puedes respirar, de los que te paralizan y te dejan indefensos, de los que destrozan y se llevan todo lo que te queda en ese momento, dejándote vacío, con recuerdos impregnados en ese dolor venenoso. Nunca había visto a nadie tan destrozado, nunca había visto a nadie mueriendo por dentro, era uno de esos dolores tan grandes que no podías sentirlo solo, de los que se extendía sin freno a todo aquel que pudiera estar presente u oír el lamento, daba la sensación de que de no haber nadie más, de haber estado sólo, pudiera haber muerto ahí mismo, sin más.
No volveré a dejar a nadie caer así, no dejaré que nadie vuelva a derrumbarse de esa manera delante de mis ojos, nunca. Espero poder ser una buena compañera, una buena amiga, espero poder ser un buen apoyo, haré lo que sea por no ver a nadie más así, y menos tú.

Atte:. Bryony.

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