jueves, 27 de diciembre de 2012

K&Y.

-¿Por qué no te resistes? ¿Por qué coño no huyes? ¿Por qué no gritas de dolor? Sabes que si sigo apretando morirás en pocos segundos.
Ella apretó con más fuerza, pero no consiguió ni un gemido de dolor.
Él con la voz entrecortada y casi inaudible logró decir:
-Ya te dije que podías hacer con mi vida lo que quisieras...

Ella no apretó más, le tiró a sus pies el cristal, él no se inmutó. Ella dio media vuelta y se marchó, con lágrimas en su rostro. Aunque él no murió, algo en él sí lo había hecho. Esa fue la última vez que se miraron a la cara.

Juro no volver a enamorarme de nadie más, si alguna vez consigo olvidarlo.


Atte:. KFF

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